ALGUNOS SANTOS DE LA PUERTA DE AL LADO 2
DE MI CUADERNO DE PASTORAL
Emilio Zaragoza Lara.
Diócesis de Tula.
Testigo y apóstol de la paz y la unidad en Cristo
Gloria Servín, comerciante y miembro activo en una dependencia oficial de acción popular, muy amiga y seguidora de mi antecesor en la parroquia de Tepeji el Río, pertenecía a partir de 1990 a una Comunidad Eclesial de Base, que sirvió de matriz para muchas otras en la parroquia, en una de las reuniones de la CEB dijo: “Ahora que he conocido a Jesucristo, ya no seguiré a ningún sacerdote sino sólo a Él.” Yo pensé, esta mujer ya ha dado el paso, ya está del lado de Jesús. El contacto con Jesucristo en el Santo Evangelio en Comunidad, la había cambiado. Así fue, desde entonces se entregó a la causa de nuestro Señor Jesucristo hasta su muerte acaecida el 11 de abril de 2011, como promotora de las CEBs con el interés de que muchos conocieran y siguieran a Jesucristo nuestro Señor. A la salida de mi antecesor en enero de 1987, un número muy significativo de los feligreses de la parroquia se habían dividido en dos bandos contrarios, -así encontré la parroquia-, pero Gloria contribuyó mucho con su testimonio de seguidora de Jesucristo y con su colaboración apostólica a lograr la unidad parroquial tan anhelada. “Ustedes son testigos de estas cosas” Lucas 24,48. Gloria fue testigo de lo que Jesús hizo en su parroquia, en su familia y en ella misma.
Un ángel anglo.
En 2010, en la parroquia de San Rafael, Springdale, Arkansas, USA, donde serví 7 meses, un anciano anglo le prestó a Lucy, originaria de las Islas Marshal, 40 mil dólares usd para que comprara su casa. “Encontramos un ángel, un viejito anglo que nos prestó dinero para comprarla, le vamos a pagar $ 350 usd cada mes. Si no hubiera sido así nos hubiera salido esta casa en 100 mil usd pidiendo financiamiento al Banco”, me dijo Lucy. “Ven, bendito de mi Padre, recibe la herencia del Reino preparado para ti, porque siendo yo migrante sin casa, me prestaste dinero sin pedirme aval, sin intereses y en cómodas mensualidades. Cuanto hiciste con la familia de Lucy Espino y con otras familias, conmigo lo hiciste.” (cf. Mateo 25, 31-46).
Las Tabitás hidalguenses.
Doña Luisa Tenopala (2012) está en cama muy grave. “La visita mucha gente y le traen regalos, pues ella se dedicaba a visitar a las personas y les hacía favores”, me comenta su esposo.
Cuando llegué a casa de Mercedes (2001), había mucha gente en el patio. Pensé que ya había muerto. Le administré los Sacramentos, que recibió conscientemente. Al terminar pregunté a una de las personas la causa de su presencia, me dijo: “Cuando ella estaba sana nos visitaba y nos llevaba comida hecha o comestibles para cocinar; también otras cosas. Ahora que está enferma nosotras la visitamos y traemos comida para ella y su familia.” Me invitaron a comer.
Hay muchas Tabitás anónimas que dan de lo suyo y se dan a sus hermanos de muchas formas. ¡Gracias, Señor, por las Tabitás que han vivido y viven entre nosotros en la puerta de al lado!
“… Tabitá, que quiere decir Dorkás… era muy generosa haciendo buenas obras y dando limosnas. …se le presentaron (a Pedro) todas las viudas llorando y mostrando las túnicas y los mantos que Dorkás (les) hacía mientras estuvo con ellas” (Hechos 9,36 y 39).
El centurión hidalguense.
Don Reyes Limón ahora enfermo (2012), quien organizaba cuando estaba sano, la peregrinación de los jóvenes a la Basílica de nuestra Señora de Guadalupe y la fiesta de cada 12 de Diciembre en su barrio se casó en su momento; pero no tuvo hijos. Cada domingo venían sus sobrinos a visitarlo, comían en su casa que se llenaba de jóvenes y de alegría. Los llamaba “hijos”. Ellos, sus hermanos y hermanas todo el tiempo lo asistieron en su enfermedad.
Cuando un centurión romano de Cafarnaúm envió a Jesús unos ancianos de los judíos para pedirle la curación de su siervo enfermo muy querido por él, los ancianos “suplicaron (a Jesús) con insistencia: ‘Merece que se lo concedas, porque ama a nuestro pueblo y él mismo nos ha edificado la sinagoga.’ ” (Lucas 7,4-5). Don Reyes Limón edificó la Ermita dedicada a la Virgen de Guadalupe, donde cada 12 de diciembre organizaba la Fiesta a nuestra Señora, procurando la alegría sana de los vecinos de su pueblo, y, acercando a mucha gente al Señor, a través de nuestra Señora la Virgen de Guadalupe. Cuando fui a visitarlo a petición de su sobrina Fabiola Limón Flores, me mostró la huella de sus males. Sí deseaba su curación física; pero más deseaba su salud espiritual mediante los Sacramentos de Curación, Penitencia y Unción de los Enfermos.
¡Aleluya! ¡Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su amor!
(Salmo 136,1)
“Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” (Mateo 5,4.7.9)