ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES.
Introducción a la orientación formativa para este año 2023 del Prado Mexicano.
Esta introducción está tomada del documento de la Programación 2020 – 2025 y es importante insistir en ella.
“Mi deseo, decía el Padre Chevrier, sería preparar buenos catequistas en la Iglesia y formar una asociación de sacerdotes que trabajen con este fin1”.
(Lc 4,17-21).
Los hijos e hijas del Padre Chevrier se reconocen enviados en misión, junto con otros, para que el signo mesiánico del anuncio del Evangelio a los pobres siga siendo siempre ofrecido al mundo.
1. Para profundizar y actualizar el sentido de esta misión particular, nos parece importante trabajar por encontrar la fuente en los escritos de nuestro Fundador, releer nuestras Constituciones y también los textos del Magisterio, que no cesan de interpelarnos sobre este tema.
1. Para profundizar y actualizar el sentido de esta misión particular, nos parece importante trabajar por encontrar la fuente en los escritos de nuestro Fundador, releer nuestras Constituciones y también los textos del Magisterio, que no cesan de interpelarnos sobre este tema.
2. La expresión «evangelización de los pobres» debe comprenderse en los dos sentidos siguientes: el anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo a los pobres1 y el anuncio de la salvación en Jesucristo por los mismos pobres2. En efecto, los pobres tienen el derecho y la necesidad de conocer, de amar y de seguir a Jesús, puesto que ellos son los destinatarios privilegiados de la Buena Noticia. Los pobres que han encontrado a Cristo pueden llegar a ser, a su vez, evangelizadores en el seno de la Iglesia.
3. ¿Quiénes son los pobres? Necesitamos actualizar nuestra mirada sobre los pobres y sobre las nuevas pobrezas en nuestras sociedades. Las pobrezas materiales que maltratan a la humanidad: migraciones, maltrato, aislamiento o vejez, esclavitudes modernas; las pobrezas espirituales, entra las cuales el desconocimiento de Jesucristo es la primera de todas, y las pobrezas que se derivan de las heridas infringidas a nuestra casa común, como nos dice el Papa Francisco en Laudato sí. Y sabemos lo entrelazado que va todo hoy.
4. Debemos comprometernos en la búsqueda de una nueva manera de vivir, de un estilo de vida que nos hará más aptos para anunciar el Evangelio a los pobres hoy. Dicho de otra manera, se trata de retomar a nuestra cuenta el camino de Antonio Chevrier, que había comprendido que Cristo se hizo pobre para congregar a «los pobres, los pecadores y los ignorantes» y para salvar a todos los hombres, él «se decidió a seguir» el mismo camino de pobreza de Jesús».
5. Nuestro proceso debe llevarnos a buscar cómo asumir nuestra propia pobreza de hombres, y las pobrezas de nuestra Iglesia; cómo actualizar y poner en práctica lo que Antonio Chevrier llama «la regla de lo necesario».
6. Queda una urgencia: formar discípulos -misioneros, catequistas pobres para los pobres. Es lo que nos recuerdan nuestras Constituciones en el N° 46: Con el conjunto del pueblo de Dios todos debemos sentirnos responsables de suscitar vocaciones de sacerdotes y de otros apóstoles consagrados a la evangelización de los pobres, en particular entre los Pobres».
7. El camino del Cuadro de Saint-Fons no es un camino reservado a algunos privilegiados o a una élite. Este camino de santidad es un camino de discípulo propuesto a todos. Se trata de encontrar cómo proponer de nuevo este camino a todos, cómo caminar con todos, en particular con los pobres. Buscaremos, así, como nos invitan las Constituciones en el N9 44, vivir «la solidaridad con los pobres», «compartir sus aspiraciones, sus iniciativas para sobrevivir y sus luchas por la justicia». En el fondo, de lo que se trata es de compartir el Evangelio con ellos.
8. Pensamos que la familia pradosiana es una oportunidad de consagración secular para el crecimiento de sus miembros y la formación de otros apóstoles pobres para evangelizar a los pobres. Para vivir en comunión en la misma misión de la Evangelización de los pobres, nos hará falta trabajar por discernir lo que el Espíritu hace en nosotros y en otros para llegar a ser cada vez más colaboradores del Espíritu.
1 Cartas n° 143
2 Ver en nuestras Constituciones los N° 21, 44, et 45; ver también Evangelii Gaudium (200)
3 VD218 y EG98