BENJAMÍN CADENA DE SANTIAGO
Yves Perraud.
Desde Francia, “Iván”, amigo muy cercano del “Benjas”, nos comparte su recuerdo entrañable
A “el Benjas” lo he encontrado en muchas ocasiones, sobre todo en los retiros del Prado, principalmente con Manolo Medina y con Antonio Bravo.
Más especialmente durante mi año de formación en Ciudad Juárez, en 1987, cuando estuve con él en San Vicente; también después en el Consejo del Prado Mexicano.
Estoy agradecido y feliz de haber podido compartir con Benjamín en el equipo del Año de Formación. Nos hemos ayudado mucho. Fue un amigo muy sencillo y directo. La relación con él era transparente; su rostro y el tono de su voz expresaban directamente lo que vivía por Dentro.
Los primeros días de esa experiencia fueron ricos en fraternidad para conocernos y compartir en equipo la historia de cada uno en todos los aspectos, nuestras motivaciones, nuestras experiencias pastorales, nuestras inquietudes, resistencias y riquezas. Compartimos el Cuaderno de Vida, hicimos los Estudios de Evangelio, las Revisiones de Vida, las oraciones y la Eucaristía que en su conjunto nos enraizó más en Jesucristo y en la vida de la gente.
“Benja” compartía mucho en el equipo sus experiencias con la gente de su parroquia, con los más pobres y estos momentos fueron decisivos para todos. También recuerdo los días de descanso juntos.
“Benja” era parte del equipo del Prado de Ciudad Juárez y este equipo fue muy importante, no sólo para “Benja”, sino para la Diocesis de Juárez y diría que para todo el Prado de Méxicano.
Con la ayuda de Manolo Medina, nos hemos enriquecido mucho, aprendiendo juntos. Muy disponible y atento para profundizar, y hacernos descubrir también la vida de la frontera con toda su problemática: los cholos, las maquiladoras.
Juntos hemos crecido en equipo para vivir a la escucha de los demás, aprendiendo a ser más humanos para ser más cristianos. Era también una etapa importante de la Iglesia Latinoamericana, después de Medellín y de Puebla.
Después, he retomado muchas veces su bella oración: “Dios mío dame tu Espíritu”.
¡Gracias Benjas!
¡Acuérdate de nosotros! ¡Échanos la mano para seguir a la escucha del Espíritu, en la gente,
en los demás!