(Los verdaderos discípulos de Jesús) Viven en la carne, pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el Cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan estas leyes. Aman a todos, y todos los persiguen. Se los condena sin conocerlos. Se les da muerte, y con ello reciben la vida. Son pobres, y enriquecen a muchos; carecen de todo, y abundan en todo. Sufren la deshonra, y ello les sirve de gloria; sufren detrimento en su fama, y ello atestigua su justicia. Son maldecidos, y bendicen; son tratados con ignominia, y ellos, a cambio, devuelven honor. Hacen el bien, y son castigados como malhechores; y, al ser castigados a muerte, se alegran como si se les diera la vida.Los judíos los combaten como a extraños y los gentiles los persiguen, y, sin embargo, los mismos que los aborrecen no saben explicar el motivo de su enemistad (fragmento de la Carta a Diogneto).
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EL MINISTERIO PRESBITERAL CAMINO DE SANTIDAD EN EL EJERCICIO DE LA CARIDAD PASTORAL
El asunto merece ser examinado con mayor profundidad. Hoy surgen interrogantes sobre el presente y el futuro de la parroquia, sobre su vigencia o no. Se insiste en la planificación pastoral participativa, se buscan nuevas técnicas pastorales parroquiales. Algunos consideran que una ‘parroquia viva’ es aquella que tiene una larga lista de pastorales diversificadas, que lleva a cabo varias actividades llamadas ‘misioneras’. Todo esto revela el deseo de algo nuevo. Y realmente hay grandes esfuerzos para hacer las cosas bien, para seguir adelante. La necesidad de la renovación de la parroquia es evidente y urgente.
DON DEL MINISTERIO Y PERSONALIDAD DEL MINISTERIO
La formación sacerdotal tiene como finalidad colaborar con Dios, para dar a su Iglesia y al mundo verdaderos pastores. “Los grandes seminarios” son necesarios para la formación sacerdotal. Toda la educación de los alumnos debe tender a la formación de verdaderos pastores de almas, al ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, Maestro, Sacerdote y Pastor. En consecuencia, deben prepararse para el ministerio de la Palabra: comprender cada vez mejor la Palabra revelada por Dios, poseerla en la meditación y expresarla en sus palabras y su conducta.