En estas vacaciones de Navidad y Año Nuevo, anhelamos encontrar una nueva confianza, relaciones pacíficas, la esperanza de que los males del mundo se puedan resolver, que las heridas se puedan afrontar y sanar. Por supuesto las duras realidades vividas por los pueblos, por las familias, por las personas, la situación laboral, las condiciones laborales y de remuneración, la falta de vivienda, la deambulación de ciertos migrantes, la reanudación de la pandemia. El Covid, amenaza de guerra en Ucrania, y muchas otras cosas permanecen en nuestro corazón y requieren nuestra acción.
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