En estas vacaciones de Navidad y Año Nuevo, anhelamos encontrar una nueva confianza, relaciones pacíficas, la esperanza de que los males del mundo se puedan resolver, que las heridas se puedan afrontar y sanar. Por supuesto las duras realidades vividas por los pueblos, por las familias, por las personas, la situación laboral, las condiciones laborales y de remuneración, la falta de vivienda, la deambulación de ciertos migrantes, la reanudación de la pandemia. El Covid, amenaza de guerra en Ucrania, y muchas otras cosas permanecen en nuestro corazón y requieren nuestra acción.
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MEDITACIÓN A PARTIR DEL MURAL DE SAINT FONS
El p. Antonio Chevrier, fundador del Prado, solía ir a un poblado llamado “La Fuente Santa” (Saint Fons) para retirarse a orar y meditar, para hacer su Estudio de Evangelio, que era su pasión de discípulo y apóstol para conocer, amar y seguir a Jesucristo y para darlo a conocer a los pobres a fin de que ellos lo amasen y fueran verdaderos discípulos. En ese lugar, un hombre del campo le regaló una cabaña, una pesebrera a fin de que el padre Chevrier no estuviera a la intemperie. En ese lugar recurrente de su meditación, escribió sobre los muros la síntesis de su camino –como pastor- de seguir a Jesucristo. Ese tríptico o mural, es conocido precisamente como el “Mural de Saint Fons”. Así se ve en la Actualidad: