EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS EN LOS ADOLESCENTES “DESCARTADOS”
Manuel Zubillaga
“Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hb 4,12)
El contexto
Estoy iniciando desde los últimos días de mayo y lo que llevamos de este mes de junio 2021, iniciativas de acompañamiento a los adolescentes privados de libertad en los centros de internamiento que dependen del gobierno de la Ciudad de México, en los cuales soy capellán. Específicamente, en uno de ellos, llamado Centro Especializado de Internamiento Preventivo (CEIPA), se inauguró el 19 de mayo la capilla ESPERANZA. “Esperando contra toda esperanza…plenamente (estoy) convencido de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete (Rm 4.18.21).
El espacio de la capilla va teniendo un papel muy importante en la vida de los mucachos internos; me ha parecido central escuchar a los adolescentes a través de coloquios por dormitorios, (los dormitorios configuran la organización del centro, ya que se agrupan por edades y por el tipo de delito del que están acusados mientras permanecen en el centro por unos meses, hasta que se desahogan las audiencias que finalizan con la resolución que dicta un juez). “Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia; la misericordia triunfa sobre el juicio”. (Sant 2,13).
Conforme avanzaron las primeras jornadas de coloquios (ordinariamente tres días a la semana en un horario de cuatro de la tarde hasta ocho de la noche), fui utilizando, después de un tiempo de escucha en donde los chicos plantean su drama, una referencia a la Sagrada Escritura mediante textos breves que los adolescentes buscan en la Biblia ayudándoles a hacerlo y después escriben en un cuaderno que les proporciono un breve ejercicio de Estudio de Evangelio.
La experiencia del grupo del dormitorio 4
El martes pasado, 8 de junio, asistireron en un grupo cinco adolescentes del dormitorio 4. Directamente me dijeron que tenían curiosidad de aprender a usar la Biblia.
Les propuse primero platicar de un tema: el sufrimiento. Les hablé de la gente que ha sufrido por la pandemia, también del testimonio de un preso adulto condenado a 260 años de prisión con el que tengo comunicación y me envía de vez en vez algún audio. Esto les animó a comenzar a hablar de sus experiencias. “Mis lágrimas son mi pan de día y de noche, mientras me echan en cara a todas horas: «¿Dónde está tu Dios?» ( Sal 42,3). Uno de ellos habló del sufrimiento que le provocó la muerte de la criatura que esperaba su pareja cuando a él lo apredió la policía por involucrarse en el robo de un celular; fue acusado de robo con violencia. La muchacha entró en ansiedad a punto de que perdió el embarazo. Es más o menos frecuente que chicos de 16 o 17 años que están en el proceso judicial por el presunto delito cometido,sean padres de criaturas cuyas madres son también menores de edad.
El chico se conmovió mucho. Su expresión era de dolor y en sus ojos asomaron las lágrimas. Le pregunté poniendo la mano sobre su hombro ¿qué quería pedirle al Señor? Contestó, refiriéndose al grupo no solo a mí, que le pedía al Señor le diera claridad para entender la mala decisión que había tomado, ya que él quería de corazón a su pareja y al niño que esperaban.
Después de un silencio les propuse, a partir de ese hecho, buscar el evangelio de Marcos
“Cuando Jesús salía de allí, (Jericó) acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo –Bartimeo, un mendigo ciego– estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!».
Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten piedad de mí!». Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo». Entonces llamaron al ciego y le dijeron: «¡Animo, levántate! El te llama».
Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él.Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?. El le respondió: «Maestro, que yo pueda ver». Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino”.
Escribieron el texto en sus cuadernos y le pedí subrayaran las palabras o frases que tenían que ver con la experiencia de sufrimiento narrada. Nos quedamos con dos:
¡Jesús ten piedad de mí!
¡Jesús, que vea!
Frases que nos recuerdan la práctica de la Oración del Corazón u Oración de Jesús, el nombre sobre todo nombre. “Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame par para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor ». (Fil 2,9-11)
Señor gracias por el encuentro con tu Palabra y por el encuentro con el sacramento de los pobres.
“Reza, y no te afanes mucho en dominar tus pasiones por tus propias fuerzas”.
(De los relatos del Peregrino Ruso).