EL PRIMOGÉNITO
Navidad, el nacimiento que nos envía al servicio de la vida.
– Estudio de Evangelio –
P. Robert Daviaud
(El P. Robert Daviaud fue Responsable General del Prado y actualmente Vicario General de la Diócesis de Luzón)
En estas vacaciones de Navidad y Año Nuevo, anhelamos encontrar una nueva confianza, relaciones pacíficas, la esperanza de que los males del mundo se puedan resolver, que las heridas se puedan afrontar y sanar. Por supuesto las duras realidades vividas por los pueblos, por las familias, por las personas, la situación laboral, las condiciones laborales y de remuneración, la falta de vivienda, la deambulación de ciertos migrantes, la reanudación de la pandemia. El Covid, amenaza de guerra en Ucrania, y muchas otras cosas permanecen en nuestro corazón y requieren nuestra acción.
Entonces, ¿qué nos trae este nacimiento de Jesús hace dos mil años? Este año me sorprende una frase que se encuentra repetidamente en las Escrituras: “¡El primogénito! “En el corazón del evento en el pesebre de Belén, se dice que María” dio a luz a su hijo primogénito “Lc. 2,7) Con la mayor sencillez, así Dios se hizo humano entre nosotros, llegando a renovar profundamente la identidad misma de cada persona. ¡Primogénito, así que no es el último! pero al contrario en el origen de una inmensa familia donde cada mujer, cada hombre está llamado a convertirse, siguiendo a Jesús, ¡hijo de Dios, lleno de paz y alegría!
1 – “PRIMOGÉNITO DE TODA CREACIÓN” (Col. 1,15)
Como Hijo, Jesús es la imagen del Dios invisible. Al estar en el inicio de la creación, nos muestra cuando vino a la tierra el valor único de cada ser humano, el valor de toda la humanidad, de la “casa común” para respetar y construir. Estamos tomando conciencia, especialmente los más jóvenes, de la fragilidad de la vida en nuestro planeta y de las medidas que se deben tomar para frenar el declive. Están las decisiones institucionales necesarias, también está lo que es al alcance de todo ser humano para prácticas “más verdes”, incluso en nuestras parroquias y lugares eclesiales.
La Biblia espera una naturaleza reconciliada donde “el lobo morará con el cordero. La vaca y el oso tendrán el mismo pasto. Sus crías tendrán el mismo refugio. El león, como el buey, comerá hierba” (Is 11, 1-18) Estamos invitados a alabar a Dios por todos los elementos de la creación, como nos indica el bello cántico del libro de Daniel (3), l universo, cielo, todos los animales y pájaros, todos los seres humanos.
2 – “EL PRIMOGÉNITO DE ENTRE LOS MUERTOS” (Ap. 1,5)
Sabemos que cada nacimiento trae inevitablemente a la mente la existencia que se va a vivir y que queremos estar lo más realizados posible, pero también nos da un vislumbre del final de nuestra vida en la tierra. Esta es la experiencia que tenemos con la muerte de aquellos a quienes amamos y que están cerca de nosotros.
A partir de Navidad, prevemos la trágica muerte de Cristo crucificado. Pero al mismo tiempo ya sentimos el gozo y la paz de la resurrección. ¿Cuál es nuestro destino? ¿Qué se nos ofrecerá al final de nuestra existencia en la tierra? Desde aquí abajo, en el corazón mismo de los sufrimientos, la soledad, las enfermedades, El primogénito de la Navidad trae liberación, sentido a la vida.
3 – “PRIMOGÉNITO DE MUCHOS HERMANOS” (Rom. 8,29)
Dios quiere que podamos tener el mismo parecido familiar, ser a imagen de Jesús y, por tanto, construir un gran pueblo de hermanas y hermanos donde se considere primero a los pobres, a los que sufren, a los desdichados. Estamos viviendo hermosos signos de esto, ¡sobre todo no los olvidemos! Pero reconocemos nuestras grandes dificultades para realizar la comunión y la fraternidad, tanto en la sociedad como en la Iglesia, con respeto a la dignidad de cada persona.
El informe Sauvé sobre los delitos de pedófilos dentro de la Iglesia no puede dejarnos solos. En la explanada de la iglesia de Santa Bernardita en Lourdes, debajo de la foto de una escultura de un niño llorando, tomada en una iglesia en Vendée por una víctima, estas palabras: “En los ojos del niño se mezclan el sufrimiento, la violencia sufrió, la negación de su palabra y una gran soledad.”
Jesús el Primogénito abre un nuevo horizonte, para un mayor respeto por la creación, por un sentido dado a la vida y la muerte, por la realización de una fraternidad en la verdad y la justicia. En estas fiestas, no estamos solos: el primogénito anima cada una de nuestras vidas, cada una de nuestras familias. ¡Permitamos que el Espíritu Santo consolide la fe y la esperanza en nuestros corazones! ¡Que al mismo tiempo recibamos y nos demos, a nosotros mismos, mucho amor y paz a nuestro alrededor!