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El Cuaderno de Vida

El Cuaderno de Vida

Creemos que es en la vida de los hombres que Dios sigue viniendo y que es parte de nuestra misión abrirnos a su presencia, reunirnos con él donde esté para colaborar en el presente de la Salvación.

El cuaderno de vida es el lugar y el medio a través del cual el Espíritu forma en mí a Jesucristo. Estoy invitado a entrar a la mirada de Cristo, que ve actuar al Padre y que hace lo que el Padre. Es un lugar de conversión de mi ministerio: es el Evangelio que sigue escribiéndose.

¿Qué es El Cuaderno de Vida?

LA RELECTURA DE LA VIDA

El Cuaderno de Vida

En Navidad de 1856, A. CHEVRIER contempla este bello Misterio de la Encarnación: la salvación de Dios se encarna en Jesús de Nazaret, y después bajo la acción del Espíritu, lo proclama y vive el primer grupo de Discípulos.

Al mismo tiempo da fe de que este Movimiento de amor trinitario no encuentra su fin ante los pobres de La Guillotière. “Yo me decía: el Hijo de Dios descendió a la tierra para salvar a los hombres y convertir a los pecadores. Y sin embargo, ¿qué VEMOS? ¡Cuántos pecadores hay en el mundo! Los hombres siguen condenándose…” Dios se dirigió a los hombres, pero los hombres no se dirigen al encuentro de esta propuesta que no se les anunció realmente.

La iniciativa que sugiere el Espíritu a A. CHEVRIER se sitúa a la altura de este reto de la salvación: “Me decidí a seguir a Jesucristo más de cerca para que él me comunicara su poder con la misma eficacia con la que lo comunicó a sus Apóstoles. De esta manera, bajo la acción del Espíritu, Jesucristo podrá tomar forma en mi vida y en mi ministerio y en la comunidad de hermanos y hermanas que aceptarán tomar conmigo el camino del Pesebre, del Calvario y del Tabernáculo. Y este signo, este milagro de seguir a Jesucristo otorgado de nuevo por sus discípulos, podrá manifestar su eficacia entre los pobres, quienes también están solicitados por el Espíritu y podrán a su vez tomar el mismo camino…”

Michel GIRAUD, en la Asamblea del Prado Rural en marzo de 1993, nos presentaba de esta manera la gracia de Navidad de 1856, de la que se benefició A. CHEVRIER y misma que vivió en lo sucesivo. Convertir nuestro ministerio, abrirnos y unirnos al Movimiento Trinitario, hacer que, bajo la acción del Espíritu Santo, Jesucristo tome forma en nuestras vidas, dar señal de seguir a Jesucristo… Este es el trabajo al que nos invita la relectura de la vida, el cuaderno de vida.

Lo que no es.

    1. Un diario íntimo en el que nos narramos
    2. Una crónica de los eventos locales en donde vivo
    3. Una especie de balance pastoral a partir de situaciones vividas.

 

Lo que sí es.

      1. Un cuaderno en el que anotamos los eventos, las situaciones y las acciones que viven las personas y los intercambios que tenemos con ellas.
      2. Un cuaderno que obliga a detenerse, a retroceder un poco, a situar de igual manera a las personas que hemos conocido dentro de un periodo, una historia, y a situarnos también a nosotros mismos como actores en la historia de la salvación.

 

¿Por qué debemos hacer un cuaderno de vida?

  • Creemos que es en la vida de los hombres que Dios sigue viniendo y que es parte de nuestra misión abrirnos a su presencia, reunirnos con él donde esté para colaborar en el presente de la Salvación
  • El cuaderno de vida es el lugar y el medio a través del cual el Espíritu forma en mí a Jesucristo. Estoy invitado a entrar a la mirada de Cristo, que ve actuar al Padre y que hace lo que el Padre. Es un lugar de conversión de mi ministerio: es el Evangelio que sigue escribiéndose.

¿Cómo se Hace?

Hay tres etapas, tres preocupaciones fundamentales:

1. Ver y escuchar, o la práctica de los ojos y los oídos.

Registrar con objetividad:

  1. Lo que marca a las personas, los eventos en los que se comprometen.
  2. Cómo se han situado estas personas en estos eventos.
  3. Las relaciones que ellas han tenido con otras personas o grupos.
  4. Las acciones llevadas a cabo, las reacciones, las transformaciones.

2. Contemplar, o la práctica del corazón.

  1. Leer, releer esta vida: los gozos, los sufrimientos, las esperanzas de los hombres, colocarse ante la presencia del Señor, llevar esta vida en la oración, creer que el Señor no es ajeno a todo esto.
  2. Observar la vida de los hombres como Jesús la miraba, entrar en su mirada: su piedad, su compasión, su esperanza, su confianza, su espera… entrar en comunión con la persona de Cristo, su Encarnación, su Pasión, su Muerte, su Resurrección hoy en día y abrirse a su acción de gracia y a su intercesión.

“Nuestro corazón y nuestra oración serán como un cruce en el que el Evangelio y la vida de los hombres, por tanto tiempo meditados, se encuentren y se esclarezcan mutuamente. (Const. N45)”.

3. Actuar, o la práctica de las manos y los pies.

¿A qué iniciativas apostólicas me llama el Señor?
¿A qué conversiones en mi ministerio?
¿A qué desplazamientos para colaborar en la acción del Espíritu Santo y volverme cada vez más discípulo y apóstol?

Concretamente

Una manera de actuar entre los otros: el cuaderno en tres columnas:

1ª. Columna

2ª. Columna

3ª. Columna

Anotar fielmente:

Mi relectura del evento

Convicciones

– Acciones

– Eventos

– Situaciones

– Palabras escuchadas

– y Cómo reaccioné yo

 

– Lo que descubrí

– Lo que me ocupa

Tiempo y distanciamiento

– Cómo me expongo
al Espíritu Santo

– Cómo repaso esto con la
Palabra de Dios

– Cómo descubro las señales
de la Salvación

Oración:

– Perdón

– Acción de gracias,

– Intercesión…

Acción:

– Me decido a:…

Compartir en equipo el cuaderno de vida

No es simplemente compartir nuestras notas. Es compartir nuestro ministerio: ¿en qué nos hemos comprometido con el pueblo de manera precisa? Es compartir a Aquél que es la fuente, a Cristo encontrado en los rostros de todos los días. Es compartir llamados, conversiones que tenemos que hacer en nuestro ministerio par servir “la obra de Dios”, ser discípulo y apóstol.

Compartir de esta manera requiere que entremos en una actitud de escucha, de oración, de apertura, de salir de nosotros mismos para acoger, a través de las demás personas que se encuentran ahí, al Señor que se manifiesta.

Compartir en equipo debe ayudarnos a conocer a Jesucristo y a evangelizarnos los unos a los otros. Es el papel del equipo de base del Prado Rural. A. CHEVRIER deseaba profundamente un cofrade para poder realizar este trabajo juntos; ayudarse a conocer a Jesucristo es el trabajo más importante del sacerdote para guiar a los hombres hasta Él.

Si realizamos este trabajo juntos, Jesucristo podrá tomar forma en nosotros, en nuestra vida y nuestro ministerio y en la comunidad de aquellos que tomarán con nosotros este camino del Pesebre, de la Cruz y del Tabernáculo. Y este signo de seguir a Jesucristo se dará de nuevo.

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