PÁGINA DE CUADERNO DE VIDA
– LA RAMADA DE LA COMUNIÓN –
P. Armando Armenta / Hermosillo.
El miércoles de ceniza hacia la 1:00 p.m. llegaron dos mujeres jóvenes al Santuario de san Judas Tadeo solicitando que fuera a bendecir la Ramada en la que celebrarán la cuaresma y Semana Santa en la tradición de los indígenas yaquis, en Hermosillo, Sonora.
Fui al parque conocido como La Plaza de los Yaquis, en el que fue un antiguo panteón, ubicado en el barrio popular de El Ranchito, en el que habitaron algunas familias yaquis.
Les pregunté por la ceniza y dijeron que iba a ir una señora de la vecina parroquia de la Sagrada Familia.
A las 2:30 p.m. se iban a reunir. Llegué y la ramada estaba en construcción. También esperaban a la señora Alejandra, quien inició la tradición de la celebración desde el año de 2009.
Fui a ver el redondel donde quedaron restos de difuntos y al regresar me abordó Evangelina, la celadora y vecina del barrio que traía la ceniza. Cerca de la ramada en una fogata en el suelo se preparaba una olla de comida.
Empezamos la celebración. La agente leyó el texto de 2 Cor 5, 20 – 6,
En el momento de las oraciones espontáneas, entre los presentes, unas 30 gentes, pidieron por la unidad, la fraternidad, por el fin de la pandemia, por la salud de los enfermos. Alejandra pidió por los difuntos que allí descansen y por la fortaleza para quienes celebrarán la Semana Santa.
Concluimos con la aspersión del agua bendita, el Padre Nuestro y el Ave María. Evangelina, la agente, se quedó distribuyendo los sobres de ceniza y las hojas para la celebración en los hogares.
Los pobres celebran su fe en tradiciones que le son cercanas a su vida y espacio. Se incorporan a esas espiritualidades. Toman en cuenta al sacerdote como un signo de comunión y pertenencia a la Iglesia. Sus plegarias expresan sus anhelos y deseos de comunión.
Algo se realiza de lo que describe Hch 2, 24 ; 4, 32-36: se reunían para escuchar la enseñanza; participar en la vida común y en las oraciones; tenían una sola alma y un solo corazón; todo lo tenían en común; con gran energía daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús.
Señor Jesús, concédeme acompañar la fe y la vida de tu pueblo desde tu evangelio de paz y libertad, en amor y comunión.
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