PÁGINA DE CUADERNO DE VIDA
Luz Valencia Duarte (1923 -2011)
69 años al servicios de los Tuberculosos
Pbro. Armando Armenta Montaño Arquidiócesis de Hermosillo
La señorita Luz Valencia (1923-2011) se consagró a atender a enfermos de tuberculosis en la Casa san Vicente, en Hermosillo, Sonora, México. En Julio de 2009 dialogué con ella sobre su obra y las motivaciones evangélicas de su servicio.
1. CONVERSACIÓN EN EL HOSPITAL
Hacía tiempo que quería platicar con la señorita auxiliar Luz Valencia sobre el padre Hermenegildo Rangel y su posible estadía en san Vicente como enfermo. Según la señorita Luz no fue así. Nunca estuvo internado. Sólo cuando estaba fuerte iba a tomar agua después de las doce, según un precepto religioso. Y le daban jugo de tomate.
En un rincón del corredor de la Casa san Vicente, platicamos cerca de su cuarto y en plena media mañana calurosa. Hay elementos de su plática donde se percibe el espíritu del Evangelio. A inicios de los años cuarenta, cuando se fundó el hospital (1942), empezaron diez integrantes de la Sociedad de Auxiliares Parroquiales asignadas por el obispo de Sonora Juan Navarrete y Guerrero -que las fundó siendo presbítero en 1917-. Sólo queda ella, quien tiene 66 años trabajando ahí.
Desde el inicio, el hospital sería completamente gratuito para tuberculosos pobres especialmente. Si ellos quieren dar algo se les acepta. Hasta la fecha es el único hospital gratuito desde Hermosillo, México, hasta Perú.
Don Juan Navarrete las formó en el espíritu de pobreza. Las auxiliares vivían – y ella vive- sólo con lo necesario y sin lujos. Y es cierto, se nota una austeridad en pasillos y muebles.
Nunca se le ha muerto un tuberculoso. Y desde el inicio el doctor Gastón Madrid, especialista en esa enfermedad, atendió el llamado del señor Navarrete y se hizo a él porque su servicio como médico lo prestó gratuitamente. Hasta llegó a ayudar económicamente para las instalaciones.
Desde esa gratuidad, el hospital llegó a tener instalaciones adecuadas; hasta sala de operaciones. Las auxiliares la hicieron de todo, incluso de asistentes de quirófano.
A ella le dijo el doctor Madrid respecto a la enfermedad: “Mientras haya pobreza y vicios la tuberculosis no se va a erradicar”. Por ello san Vicente, cuyo nombre se lo dio don Juan en honor a san Vicente de Ferrer, ha sido un lugar para los pobres enfermos que ahí reposan y se recuperan, como le pasó a mi tío Manuel Higuera.
Platicó de los apuros económicos que viven. Todavía la señorita Luz a sus 86 años está pendiente del presupuesto y mortificada por los 30,000 pesos mensuales que administra. Por cierto, desde don Juan se fundaron las Damas de la Caridad, cuyo título lleva hoy la Asociación Civil de san Vicente.
Muchas Auxiliares, como Eulalia Salas, fueron a pasar su vejez y a morir en san Vicente, contando con la solidaridad de la señorita Luz y otras compañeras.
2. DIOS PREPARA CASA A LOS DESVALIDOS
En este diálogo con la señorita Luz Valencia se percibe el Espíritu de Jesús. Se hace realidad lo que canta el Salmo 68, 5-7:
“Canten a Dios, toquen en su honor,
[…] alégrense en su presencia.
Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
Libera a los cautivos y los enriquece,
Sólo los rebeldes se quedan en tierra abrasada”.
3. ALGUNAS LLAMADAS DE ESTA PLÁTICA
1. La gratuidad en el servicio
2. La mística desde Jesús
3. El servicio humilde y la austeridad de vida
4. La oración y eucaristía, como la hacía ayer la señorita Luz.
5. Asumir el conflicto y las contrariedades desde la cruz y resurrección de Jesús 7. La vida de equipo
8. La opción por los pobres, pecadores y enfermos.