PÁGINA DE CUADERNO DE VIDA
Superar los muros de separación
“Porque Cristo es nuestra paz”
(Ef 2,14).
P. Manuel Zubillaga,
Arquidiócesis Cd. México.
Iván es un joven de 21 años que estuvo recuído por cuatro años y medio en un centro de privación de la libertad para menores, a consecuencia de un delito de alto impacto que cometió y que ahora, en la semana pasada, el 5 de noviembre 2020, alcanzó su libertad.
La responsable de la institución, encargada de encontrar una alternativa para José Luis, me llamó el 4 de noviembre preocupada porque la casa que había asegurado recibir a Iván se retractó y el joven no tenía a dónde llegar.
Cabe mencionarse que no era posible ni aconsejable que el joven Iván intentara regresar a su propia casa debido a que es un lugar en donde el ajuste de cuentas es frecuente y su vida ahí corre peligro.
A partir de mi encomienda de capellán de adolescentes privados de libertad en la Ciudad de México, he visto como algo prioritario dar pasos para contar con una “casa de medio camino” para los adolescentes y jóvenes que salen y que están en situación de exclusión, de “descarte” diría Francisco. No pueden regresar a sus casas. Sus redes de apoyo familiar son muy débiles, frecuentemente sus familiares cercanos están también privados de libertad.
Hace poco conocí a una asociación llamada “Rectificando tu Camino”, que es iniciativa de un hombre que hace años, cuando adolescente, estuvo privado de libertad y que al salir reincidió en el delito; durante 8 años estuvo preso en una penitenciaría ya de adultos privados de libertad. A través de esta asociación, y de un día para otro, Iván inicia la superación del muro de la exclusión. Quedó instalado en la casa de Vincet y con una nueva red de apoyo.
En el testimonio de vida de Vincet, así se llama el fundador de “Rectificando tu Camino”, asegura que hubo tres elementos que lo hicieron cambiar de rumbo en la vida:
– Experimentó la humillación que arranca la dignidad en la carcel; “Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba” (Lc 15, 15-16).
– Tomó la decisión de levantarse e invocó al Señor en medio de su oscuridad; “Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu… “tú no desprecias el corazón contrito y humillado” ( Sal 51, 12.19).
– Conoció en la cárcel a un preso político con el que entabló una profunda amistad. Fue su mentor y le ayudó a escribir su historia. Este ejercicio de recordar la vida y releerla, fue para Vincent una luz que lo iluminó. “Escribe lo que has visto, lo que sucede ahora y lo que sucederá en el futuro” (Ap 1,19).
Padre bueno, Padre de Jesús, Padre de todos. Tú quieres que todos los hombres nos salvemos y suepremos el muro que nos divide por dentro; el muro que nos hace pensar que unos son buenos y otros malos; el muro de las exclusiones. Hoy te pido por Iván que comienza una nueva caminata acompañado por Vincent. Bendícelos, cuídalos. Permíteme estar cerca de su caminar, amén.