PÁGINA DE CUADERNO DE VIDA
Testimonio de Abraham
P. Manuel Zubillaga,
Arquidiócesis CDMX.
Este texto, cuando estaba yo recluido en San Fernando, (Centro de Reclusión de Adolescentes Privados de Libertad) me quedó resonando en la cabeza:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Jn 3,6).
Me predicaron unos hermanos “cristianos” que visitaron el centro; pero yo en esa época estaba lleno de enojo, de resentimientos y de odio y, a pesar de que me impactó, lo olvidé y regalé una biblia que me habían dado.
Pero en meses después llegó una religiosa a San Fernando que iba los sábados y me gustaba escucharla, creo que porque regalaba dulces… pero, poco a poco, me fue llegando la palabra hasta que un día escuché:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Ap 320).
Esa palabra me dobló. Lloré mucho y sentí arrepentimiento. Ese día comenzó otra etapa de mi vida”.