SUBSIDIO PARA LA HOMILÍA
DEL DOMINGO XXII ORDINARIO
“El que quiera venir detrás de mí”
Mateo 16, 24
Lecturas bíblicas: Jr 20, 7-9; Salmo 62; Rm 12, 1-2; Mt 16, 21-27
“Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá». Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres». Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras”.
POSIBLES PUNTOS A MEDITAR DURANTE LA SEMANA PARA PREPARAR LA HOMILÍA
• Hacia Jerusalén
Tiempo después de haber encontrado un gran éxito en su ministerio público, Jesús comprende que la hostilidad de los sumos sacerdotes y de los escribas lo conducirá a la muerte. Elige entonces tomar resueltamente el camino de Jerusalén. Está acompañado de sus discípulos, entre quienes está Bartolomé, a quien festejamos hoy. Los evangelios hablan poco de este apóstol, mencionan que se quizá se trata de Natanael, que viene a Jesús gracias a Felipe. En Francia, su nombre se relaciona con la fecha de la triste masacre de los
protestantes por los católicos en 1572. Señor, enséñame a recibir la realidad en todo su esplendor sin borrar de ella los aspectos ásperos.
• Jesús, hombre libre
Desde que comienza a recorrer los caminos, de ciudad en ciudad, Jesús se rodea de discípulos que ha tomado tiempo de formar. Cuando ve que las cosas van a salir mal para él, quiere prepararlos a su muerte, pero también a su resurrección. Lúcido sobre su futuro, hace todo para que ellos no queden desamparados cuando los eventos se precipiten. Jesús tiene un gran avance sobre ellos. Hermosa libertad interior de la que da testimonio. Señor, gracias por cuidarnos y por prepararnos con anticipación para enfrentar las dificultades que encontramos.
• Pedro, el impulsivo
De manera espontánea, Pedro reacciona fuertemente a lo que Jesús acaba de decir. No puede imaginar que aquel a quien ha reconocido como el Mesías en el capítulo anterior: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”, pueda sufrir y ser muerto. Se atreve incluso a reprochar vivamente a Jesús. Trata de defenderlo y de preservarlo de semejante fin. Al hacerlo, pasa de lado del misterio. Pero Jesús detecta enseguida la trampa y lo pone severamente en su lugar. Señor, concédeme el día de hoy permanecer en mi lugar y no creerme Dios.
• Los discípulos advertidos
Jesús no engaña a sus discípulos con ilusiones. Les describe claramente el camino a seguir. Es una gran honestidad de su parte. En el n° 65 de la exhortación apostólica “Alegraos y regocijaros”, el Papa nota que “Aunque las palabras de Jesús puedan parecernos poéticas, sin embargo van muy a contracorriente con respecto a lo que es costumbre, a lo que se hace en la sociedad; y, si bien este mensaje de Jesús nos atrae, en realidad el mundo nos lleva hacia otro estilo de vida”. Señor, concédeme el valor para ir contracorriente respecto a lo que parece evidente y deseable.
• Cargar su cruz
Jesús no nos dice que carguemos su cruz, sino sencillamente la nuestra. Antes, vuelve a colocar esta decisión en un proceso de libertad: “Si alguien quiere…”. No impone nada. ¿Qué significa “cargar su cruz”? Algunas veces imaginamos cosas terriblemente duras o sufrimientos enormes que van a caer sobre nosotros. Y la imaginación puede hacer que pasemos de largo la realidad. Cargar su cruz en la vida cotidiana es actuar por amor a los demás, darles prioridad, recibir la vida tal como se nos presenta. Señor, concédeme cargar alegremente mis cruces cotidianas contigo.
• Perder/encontrar
Jesús tiene el arte de voltear las perspectivas para hacernos entrar en las de Dios, mucho más amplias que las nuestras. Nos muestra el camino de una vida ofrecida y entregada. Nos llama a seguirlo. El día de hoy, ¿voy a tener la audacia de levantarme para caminar con él? Pido en la oración la fuerza para hacerlo. Está en mí dar el primer paso. Dios hará el resto. ¿Qué tengo miedo de dejar? ¿Qué me retiene todavía? Señor, concédeme amarte más que todo y amar al mundo a tu manera a fin de encontrar la vida prometida.
• En marca siguiendo a Jesús
Caminar siguiendo a Jesús nos invita a descentrarnos de nosotros mismos en un movimiento de ofrenda y al discernimiento para no dejarnos llevar por los aires del tiempo. Dejemos que resuenen en nosotros las palabras de Pablo en la segunda lectura de este domingo: “Por lo tanto, hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer. No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto” (Rm 12, 1- 2). ¡Todo un programa!
Orar al centro del mundo con el Papa Francisco
Por las personas que trabajan y viven del mundo del mar, entre ellas los marineros, los pescadores y sus familias.
Jesús es un hombre plenamente libre y nos quiere libres también. Su reacción viva respecto a Pedro está a la altura del reto: permanecer en la verdad de lo que es, una verdad que pasa por la experiencia de un amor hasta la pasión. De hecho, las palabras de Pedro revelan una tentación que puede acecharnos frente a la inclemencia de nuestra existencia: tranquilizar a los demás o a nosotros mismos y tratar de minimizar las presiones de una situación como si fueran a desaparecer de pronto.
Sabemos que las dificultades no desaparecen por arte de magia ni por arte de oración. Pero Jesús nos acompaña en nuestros caminos de combate, nos precede en ellos. Podemos tomar de Jesús valor y confianza. No tengamos miedo de caminar siguiendo sus pasos: él lleva nuestras cruces con nosotros y nos ayuda a llevarnos unos a otros.