– PÁGINA DE CUADERNO DE VIDA –
ESPERAR CONTRA TODA ESPERANZA
“Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había anunciado” (Rom 4,18).
Manuel Zubillaga,
Capellán de Adolescentes Privados de Libertad
Ciudad de México.
Desde hace siete años asisto a los a centros de detención de adolescentes privados de libertad de la Ciudad de México por la comisión de delitos. Son los momentos de la semana y del día -cuando asisto por las tardes- más densos en experiencia interior en esta etapa de mi vida sacerdotal. Sus rostros, sus miradas, sus palabras, sus gestos de oración ante el sagrario me dejan una huella profunda.
“A esto han sido llamados, porque también Cristo padeció por ustedes, y les dejó un
ejemplo a fin de que sigan sus huellas” (1Pe 2,21).
Hoy quiero retener un mensaje que en esta semana me llegó al teléfono1 . Cuando lo escuché, me di cuenta que era el audio de un chico que hace varios meses, al salir inicialmente de su detención, me buscó e hizo todo su proceso para quedar inscrito en el proyecto que tenemos de Jóvenes con Rumbo, proyecto de inserción en un modelo alternativo de educación abierta para que las y los adolescentes con retrasos académicos puedan hacer o concluir su preparatoria y capacitarse para el trabajo. Jonathan me buscó hace un año y, de repente, ya que estaba por iniciar el programa, perdió contacto y después supe que lo volvieron a detener porque había incumplido medidas cautelares del juez.
Mensaje de Jonathan
Escuchar historias como esta suele ser muy frecuente en el servicio de Capellán de adolescentes privados de libertad. Pero, debo confesar, que no solo me duele el corazón sino que me hace sentir muy impotente ante las tremendas realidades de oscuridad que envuelven las pequeñas luces que despuntan en la vida de estos jóvenes descartados, releo el libro de Jonás:
“Cuando salió el sol, Dios hizo soplar un sofocante viento del este. El sol golpeó la cabeza de Jonás, y este se sintió desvanecer. Entonces se deseó la muerte, diciendo: «Prefiero morir antes que seguir viviendo» (Jonás 4,8).
Pero en la experiencia de consuelo en esta Pascua, oro ante el Resucitado y hoy me siento llamado al combate de la esperanza y de la compasión:
“Dios le dijo a Jonás: «¿Te parece que tienes razón de enojarte por ese ricino?». Y él respondió: «Sí, tengo razón para estar enojado hasta la muerte». El Señor le replicó: «Tú te conmueves por ese ricino que no te ha costado ningún trabajo y que tú no has hecho crecer, que ha brotado en una noche y en una noche se secó, y yo, ¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad, donde habitan más de ciento veinte mil seres humanos que no saben distinguir el bien del mal, y donde hay además una gran cantidad de animales?» (Jonás, 4, 9-11).
Tenemos por gracia de Dios una nueva oportunidad con este mensaje de Jonathan ya lo busqué, no lo he encontrado. ¿Será este su “kairós”? O seguiremos esperando… Lo que importa es confiar en la gracia. Su abuelita ya me contestó y tomó recado; no me ha buscado todavía, pero insistiré.
“No se olviden de practicar la hospitalidad, ya que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a los ángeles. Acuérdense de los que están presos, como si ustedes lo estuvieran con ellos, y de los que son maltratados, como si ustedes estuvieran en su mismo cuerpo” (Heb 13,2-3). .
“Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había anunciado” (Rom 4, 18).