SUBSIDIO DE PREPARACIÓN A LA HOMILÍA DE LA SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
– El Espíritu de la Verdad los introducirá en toda la verdad –
(Mateo 28,19)
Domingo 30 de mayo de 2021
Lecturas bíblicas: Dt 4, 32-34.39-40; Salmo 32; Rm 8, 14-17; Mt 28, 16-20
Evangelio de Jesucristo según san Mateo
Capítulo 28 , versículos 16 al 20.
Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo».
• Cita
Después de los acontecimientos dolorosos de la Pasión y los encuentros sorprendentes después de la Resurrección, los discípulos van a vivir un nuevo shock. En efecto, su maestro pronto va a desaparecer de sus ojos y de su mundo. Entonces, les da cita en la montaña para “cuidar” de esta separación. El lugar nos recuerda la Transfiguración así como la experiencia de Moisés y Elías en su tiempo. El día de hoy, elijo yo también subir la montaña, es decir, tomar tiempo particular con el Señor en un lugar que me ayude a estar presente a su presencia.
• Momento crítico
Este acontecimiento es fuerte en cuanto a emociones para los discípulos. Cuando ven a Cristo, se postran y se precisa que algunos tenían dudas. Trato de imaginar los sentimientos complejos que los invaden. Sin duda, una alegría profunda al reencontrar a un gran amigo. Pero seguramente también la inquietud y la incomprensión ante este nuevo tipo de encuentro con él y ante esta cita tan solemne. Escucho lo que me atraviesa a mí frente a esta escena y frente a los modos de presencia del Señor en mi vida.
• Discurso de amor
Solo Jesús habla en esta escena final del evangelio de Mateo. Este subraya el hecho de que “Jesús se les acercó”. Este clima “íntimo” puede evocar ambientes similares en otros evangelios: el acompañamiento hacia Emaús en Lucas, o bien el calor del asado a orillas del río en Juan. Jesús se toma verdaderamente el tiempo para decir “adiós” a sus amigos para ayudarlos a volverse hacia el futuro y la misión. ¿Cómo siento al Señor orientarme a mí también hacia el futuro y hacia la misión?
• Poder de servir
“Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra”. Estas palabras con frecuencia se entienden mal. Pues aquel que habla de poder es el mismo que fue crucificado y que o deja de decirnos que el más grande es aquel que se pone al servicio del otro. Y este poder se recibe; no podemos apropiárnoslo. Además, al igual que en la oración del Padre Nuestro, tierra y cielo se colocan juntos como para decir que la acción de Dios opera por todas partes y con todos. El día de hoy, ¿cómo voy a aprender a volverme servidor?
• Gran misión
“¡Vayan!”: apoyándome en esta palabra y en lo que Jesús hizo y sigue haciendo por mí, puedo ponerme en marcha. Esta buena noticia claramente no es para guardársela uno mismo. Se trata de moverse e ir hacia todas las naciones. De nuevo, las palabras de Jesús pueden malinterpretarse. No se trata de que todas las naciones se vuelvan cristianas. Se nos llama a suscitar “en todas las naciones” o, mejor dicho, “entre todas las naciones” a otros discípulos que serán testigos también de esta buena noticia. Esto es a la vez tan ambicioso y tan humilde. ¿Con quién me siento llamado a compartir mi fe?
• Sagrado regalo
El bautismo del que habla Jesús no es solo un rito de conversión como el bautismo de Juan o una entrada simbólica a un grupo. Se trata de permitir al mayor número de personas vivir el misterio de amor de Dios por ellas. Las tres personas de la Trinidad se nombran para repetir que cada una de ellas y las tres juntas a partir de ahora habitan en cada uno de nosotros. ¡Qué experiencia! ¡Qué promesa! ¡Qué regalo! Doy gracias por la gracia de mi bautismo pasado o por venir.
• Volverse contagioso de salvación
Las recomendaciones y peticiones de Jesús no se reservan a los apóstoles. A nosotros también nos pide ir hacia todos, proponer el bautismo y dar a conocer sus enseñanzas. Este Evangelio es viral, pues no deja de circular en todas las épocas y en todos los continentes, desde esta montaña hasta nosotros. Y esta salvación que se ofrece se acompaña de una alegre promesa: “Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo”. Así, más que cosas por enseñar, se trata de dar testimonio de una presencia de amor que viene el día de hoy todavía a salvar y sanar a la humanidad y a la creación que sufren. Concédenos, Santísima Trinidad, la gracia de dejarnos habitar por ti y de obrar como tu por la salvación de todos, la paz para todos.
Orar al centro del mundo con el Papa Francisco
Para que los responsables financieros trabajen con los gobiernos para regular el ámbito de las finanzas y proteger a los ciudadanos contra sus peligros
¿La Trinidad? Difícil olvidar la idea del dogma. Ahora bien, las narraciones evangélicas hablan desde el principio hasta el fin de “personas” y no de conceptos. ¿Por qué? Para invitar a entrar en relación con Dios, con los demás y con uno mismo.
El Padre es un nombre extraño para hablar de aquel a quien nunca nadie ha visto. Llamar a alguien “Papá” nos coloca en un registro familiar, cariñoso y estructurante. Entrar en relación con Dios hace crecer.
El Hijo es el nombre que nos encanta dar a Jesús, un hombre de relación. Él considera a todos los hombres y a todas las mujeres como hermanos y hermanas. Entrar en relación con Jesús abre a una fraternidad universal. El Espíritu Santo es el nombre que designa el soplo que nos habita. En nosotros hay algo aún más grande que nosotros: un soplo que abre al infinito. Entrar en relación con el Espíritu hace entrar en relación con la santidad.