SUBSIDIO PARA LA HOMILÍA.
4to DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, Ciclo B.
– Ya sé quién eres. –
Domingo 31 de enero 2021
(Marcos 1, 24)
Lecturas bíblicas: Dt 18, 15-20; Salmo 94 (95); 1Co 7, 32-35; Mc 1, 21-28
Evangelio de Jesucristo según san Marco
Capítulo 1, versículos 21 al 28
“Entraron en Cafarnaúm, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar; «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios». Pero Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este hombre». El espíritu impuro lo sacudió violentamente, y dando un alarido, salió de ese hombre. Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!». Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea”.
• Encuentro con Jesús
La conversión de san Pablo que festejamos el 25 de enero nos recuerda la importancia de tener un encuentro personal con Cristo, en nuestros caminos de Damasco y en nuestras actividades cotidianas. Y algunas veces, como lo fue para el apóstol, este encuentro provoca cambios. ¿A qué conversiones me siento llamado este año? ¿Cómo elijo vivir el encuentro con aquel que toma la iniciativa de venir hacia mí? Señor, concédeme la gracia de ser tu humilde apóstol, sin importar cuáles sean mi estado civil, mi edad, mis talentos y mis límites.
• Estar atentos a escucharlo
Con frecuencia se nos muestra a Jesús y a sus discípulos en movimiento, yendo de ciudad en ciudad para llevar la buena noticia. En nuestro texto, hacen una parada en Cafarnaum. Como es su costumbre, Jesús va a predicar a los lugares donde se encuentra la gente y en aquel día, como era Sabbat, va a la sinagoga. Muchos lo escuchan pues no habla repitiendo la ley sin comprenderla como lo hacen algunas veces ciertos escribas. Habla con autoridad. Contemplo el rostro de aquellos que lo escuchan. ¿Qué esperan de él? Y yo, ¿qué espero del Señor el día de hoy?
• Presencia perturbadora
En medio de la asamblea que escucha a Jesús se encuentra alguien que no lo escucha. De hecho, la presencia de Jesús sana, pero también saca a la luz las tinieblas que nunca están lejos. Las palabras del espíritu impuro se acercan a la verdad, pero no dicen la verdad. Jesús es, en efecto, el “Santo de Dios”, pero añadir su nombre al verbo “perder” suscita confusiones e inquietudes. Esto nos recuerda las palabras de la serpiente en el Edén, que se parecen a las palabras del creador. Consecuencia: nuestros primeros padres cayeron en la sospecha. Señor, líbrame de las palabras falsas.
• Conocer a Jesús
El espíritu impuro hace gala de su atrevimiento diciendo a Jesús: “Ya sé quién eres”. ¿Quién puede decir que conoce bien a alguien, y aún más a Jesús? Sin embargo, puedo caer en esa trampa pretendiendo conocer a Jesús y encerrándolo en mis criterios. Es el peligro en el que caen también quienes hablan en nombre de Dios y califican de blasfemos a quienes ven a Dios de una manera distinta a la suya. Señor, aleja de mí la tentación de poner la mano sobre ti, ayúdame a que no juzgue a los demás según mis certezas.
• Guardar silencio
Frente a las mentiras de los espíritus impuros al igual que frente al viento cuando se encuentra sobre la barca maltratada, Jesús hace callar el ruido y reduce al silencio todo aquello que sumerge en las tinieblas y en el temor. Más que nunca es el Señor que nos libra del Mal. Al salir del hombre atormentado, el espíritu impuro hace que tenga convulsiones y que grite. Ser liberado(a) de los propios demonios (espíritu de celos, de competencia que aplasta…) no se logra sin combates. ¿Qué hace ruido en mí y a mi alrededor? ¿De qué necesito ser liberado(a)?
• Dar gracias
Esta escena del evangelio tan agitada se termina con palabras llenas de admiración. La multitud que escucha a Jesús se da cuenta en verdad de la fuerza de aquel que está a punto venir ante sus ojos: “¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!”. Entro yo también en alabanza para ese Jesús que nos hace bien. Jesús, ayúdame a hablar la verdad y a hablar como tú, en “yo”, con “autoridad” en mi propia vida.
• Un rumor hasta nosotros
“Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea”. Todas las palabras de esta frase son importantes: la reputación de Jesús está hecha; de inmediato, por todas partes, aquí y en otros lugares. Esta buena noticia de la victoria sobre las fuerzas del mal, de la liberación de la humanidad llega hasta nosotros. ¿Qué hacemos con esta buena noticia escuchada cada domingo? ¿Estamos listos para compartir lo que hemos vivido en el transcurso de nuestra celebración con aquellos a quienes encontremos? ¿Somos lo suficientemente atentos a los pasajes de Jesús que vienen a librarnos de las tinieblas? Señor, haznos ver tu gloria en acción en todas las “Galileas” de nuestras vidas.
Orar al centro del mundo con el Papa Francisco
Para que el Señor nos conceda la gracia de vivir en plena fraternidad con nuestros hermanos y hermanas de otras religiones, orando los unos por los otros, abiertos a todos.
“Ya sé quién eres”, dice el demonio del hombre poseído, “Has venido para acabar con nosotros”. Pero si se ha reconocido así a Jesús, ¿por qué librar al hombre de este demonio?
¿Es porque dice en voz alta lo que debe revelarse más adelante? ¿O bien podemos ver aquí lo que nos habita con frecuencia? Reconocemos a Cristo, nos encantaría seguirlo, quizá incluso somos sus discípulos, pero estamos tironeados por los malos espíritus desde el interior y no llegamos hasta el límite de la vida que da Jesús.
Entonces, ¿cuándo nos pondremos en marcha? ¿Cuándo daremos un paso más allá?